
Aunque la gestión directiva que circunda al espectáculo del futbol profesional en México es de sostenimiento privado, no deja de sorprender el comparativo que resulta al contrastar la elevada cantidad de dólares que cuestan los contratos de los jugadores profesionales; quienes, en términos de competencia internacional, nos muestran su clase con el ejemplo más reciente: México 1 - Salvador 2.
Si todos los recursos que se destinan a este pasatiempo - diversión - espectáculo - deporte que genera una demanda de mercado que valida su existencia, fuesen destinados a una demanda cultural de desarrollo humano social, nuestra condición educativa como país sería diferente e incluso permitiría una nueva mentalidad en los deportistas profesionales de alto rendimiento, que hasta ahora sólo son de alto sueldo y bajo rendimiento.
Destinemos nuestros recursos y esfuerzos a la mejor de las inversiones: LA EDUCACIÓN.
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